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El respeto es la
base fundamental para una convivencia sana y pacífica entre los miembros de una
sociedad. Para practicarlo es preciso tener una clara noción de los derechos
fundamentales de cada persona, entre los que se destaca en primer lugar el
derecho a la vida, además de otros tan importantes como el derecho a disfrutar
de su libertad, disponer de sus pertenencias o proteger su intimidad, por sólo
citar algunos entre los muchos derechos sin los cuales es imposible vivir con
orgullo y dignidad. El respeto abarca todas las esferas de la vida, empezando
por el que nos debemos a nosotros mismos y a todos nuestros semejantes, hasta
el que le debemos al medio ambiente, a los seres vivos y a la naturaleza en
general, sin olvidar el respeto a las leyes, a las normas sociales, a la
memoria de los antepasados y a la patria en que nacimos. El respeto
comienza en la misma persona, está basado en la percepción que ésta tenga sobre
sí misma.
Tener un gran respeto por uno mismo conlleva tener un gran respeto hacia
los demás. Reconocemos nuestros recíprocos derechos.
Tu derecho a tener tu propio punto de vista, tu derecho a cambiar de opinión sin tener que dar explicaciones, tu derecho a crear un mundo propio en el que poder vivir. Respeto hacia los demás supone tener respeto por sus decisiones y por sus sentimientos. Respetar las decisiones de los demás o sus sentimientos no significa que estemos de acuerdo ni que los compartamos, significa que aceptamos que la otra persona tiene derecho a tener sus propios sentimientos y a tomar sus propias decisiones, sean o no adecuadas para mí y sean o no iguales que los míos.
La
falta de respeto es propia de las personas desconsideradas y egoístas,
insensibles en alto grado al entorno social. Es tal su indiferencia o su
ignorancia con respecto a quienes viven a su alrededor, que pasan por alto las
más elementales normas de convivencia, como si no las conocieran -lo cual
resulta ser cierto en muchos casos- o, lo que es peor, conociéndolas y haciendo
alarde de que les tienen sin cuidado. Quienes así obran causan un daño
considerable a la sociedad y a los individuos en particular, pues pisotean su
dignidad y su derecho a ser tenidos en cuenta y respetados. Este comportamiento
es típico de los gobernantes y funcionarios corruptos o despóticos, de los
padres o madres tiránicos, de los hijos insolentes o desagradecidos, de los
maestros autoritarios o arbitrarios, de los vándalos que destruyen por placer
los bienes de la comunidad, y en general de todos aquéllos que desconocen
el valor de las personas y de las cosas.Tu derecho a tener tu propio punto de vista, tu derecho a cambiar de opinión sin tener que dar explicaciones, tu derecho a crear un mundo propio en el que poder vivir. Respeto hacia los demás supone tener respeto por sus decisiones y por sus sentimientos. Respetar las decisiones de los demás o sus sentimientos no significa que estemos de acuerdo ni que los compartamos, significa que aceptamos que la otra persona tiene derecho a tener sus propios sentimientos y a tomar sus propias decisiones, sean o no adecuadas para mí y sean o no iguales que los míos.
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